Me fumé el sentido del ridículo, me esnifé la vergüenza, me tome un mojito cargado de humor, al día siguiente tuve resaca, pero daba igual, ¿¡qué coño importaba ya todo!? Estaba dispuesta a hacer lo que fuera, así que cogí la jeringuilla, y me inyecté por vena algo llamado felicidad.

domingo, 3 de julio de 2011
Cansada de sonreír, cuando lo que de verdad quiero es llorar...
Simplemente cansada de mostrar una sonrisa que engaña a todo el mundo, con la que parece que estoy bien, que no me afectan los problemas, que nunca estoy triste, no porque no me importe, si no porque soy fuerte. Pero la verdad es que estoy harta, cansada de todo, porque aunque no lo parezca todo me duele y me afecta, porque no soy fuerte, es solo mi máscara... Ya estoy cansada de sonreír cuando siento que todo va mal, que todo es una mierda y que no valgo nada. Y la verdad es que no puedo seguir aguantandome las lágrimas....
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